Era delicada cuando andaba en línea recta
escondiendo los tacos en la grava
y dejando los puntos finales
clavados;
fue atrapada en la noche
que no deseaba despertar a nadie.
aunque la exaltación de mis brazos
desesperados
me animaban a seguir moviendo las manos
sin despedir a nadie, ni siquiera a ella
que de espaldas miraba las sombras,
los enojos y el
quejido de esperanzas perdidas
que se fueron, viento...perdido.
Repulsivos mis brazos bajaron
cuando desaparecieron las huellas
frágiles,
la sombra sin rostro y mis necedades.
Con mi dedo y aprovechando la huida
del viento,
me acuclillé desprevenido, (sin miramientos)
y volví a pintar las hendiduras
de tacos perdidos. Silente luna.
Mis pasos se acabaron conmigo,
la grava fue desperdiciada
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