LA CASA A OSCURAS

Las ventanas pegadas en el muro
sin espacios oxigenados,
vuelven a ser bulto de la calle,
de en medio de ésta

Se esconden pares de ojos
azules, marrones, redondos y hoscos.
La oscuridad los esconde
aunque su brillo no se apague
y el silencio acompañe


Mis ojos, extensión de la soledad
(aunque con ustedes vivo)
permanecen sobresaltados,
llenándome de imágenes
que olvidar deseo, con premura.
La casa y sus luces apagadas
me encierran, también sus puertas;
las ventanas me esconden de 
luces matutinas. Me encierro
con ellas, acostumbrándome

vivo, voy muriendo.

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